El Renault Dauphine se presentó mundialmente en el Salón de Ginebra de 1956 y estaba destinado a ocupar un lugar entre el 4CV y el Fregate.
Se trataba de un pequeño, cuya primera versión en ver la luz estaba equipada con un motor Ventoux de cuatro cilindros de posición trasera, acoplado a una caja de tres marchas, cuyo consumo era de 6.7 litros cada 100 kilómetros recorridos. La potencia entregada a las ruedas traseras alcanzaba a los 31 Hp y podía desarrollar una velocidad máxima de 117 Km/h.
El éxito del Dauphine en el mercado europeo no se hizo esperar y pronto la Régie Nationale des Usines Renault ampliaba la gama con el R-1091, comercialmente conocido como Dauphine-Gordini; una versión potenciada preparada por Amadeo Gordini que se destacaba por sus buenas prestaciones. Al modelo original se le había incorporado una nueva culata y colectores, así como una caja de cambios de cuatro velocidades en lugar de la de tres del R-1090.
En 1957, los primeros Dauphine llegan a la Argentina como un anticipo de lo que pronto se fabricaría en Santa Isabel. Al año entrante, la filial española de la Régie, FASA, incorporaba al Dauphine a su línea de producción. El modelo era exactamente igual al francés, sólo se había cambiado el diseño del escudo característico del frontal.
La gama se siguió ampliando en Francia con nuevas versiones, apareció el Ondine (R-1090A) en 1961, el Dauphine de competición (R-1093) en 1962, el Dauphine con carburador Zenith (R-1094) y un nuevo Gordini más potente (R-1095) ambos en 1964.
En España las versiones Gordini y Ondine también se fabricarían a partir de 1961 y 1962 respectivamente. Se diferenciaba del Dauphine por tener una caja de cuatro marchas y una potencia de 36 caballos frente a los del modelo original. Su velocidad final era de 130 Km/h y su consumo de 7.2 litros cada 100 kilómetros. De este modelo se produjeron en la planta de Santa Isabel 34.565 unidades culminando en la década del ’70.
El mercado norteamericano fue otro de los objetivos del Dauphine, siendo exportado por la Régie a finales de los años ’50, con un precio competitivo y ofreciéndose como un vehículo utilitario, que rápidamente se ganó la fama de sencillo y endeble, frente a la enormidad y la dureza de los modelos norteamericanos de la época.
El R-1093 preparado por Gordini, se destacó en algunas de las clásicas pruebas deportivas europeas, venció en su categoría en la Mille Miglia de 1956, en el Tour de Corse y el Rallye de Montecarlo del ’58 y en la Lieja-Roma-Lieja de 1959, entre otras. Así mismo el Dauphine sirvió de base para un modelo destinado a un público minoritario, en el que primaba la estética, el Floride, diseñado sobre la plataforma del Dauphine y con la misma base mecánica del motor Ventoux.
El Dauphine iniciaba un lento declive hasta desaparecer definitivamente del catálogo de la Régie Nationale des Usines Renault, en 1968, ya que para ese entonces, la paleta de productos contaba con modelos mucho más modernos como el R-4, R-8, R-10 y R-16 entre otros.
El 850, fue el último desarrollo sobre la base de este modelo. Se trataba de un Gordini base, desprovisto de molduras embellecedoras, y defensas en las fascias. En el interior no contaba con sistema de calefacción, mientras que mecánicamente tenía el motor del Dauphine, con carburador de 28 mm pero acoplado a una caja de cuatro velocidades.
El Dauphine no sólo se fabricó en Francia, España, y Argentina, también en Brasil Willys lo produjo bajo licencia y en Italia, Alfa Romeo hizo lo propio. El 1093 nunca se fabricó en Santa Isabel de Córdoba, sólo se fabricaron en Francia en los años 1962 y 1963, mientras que en Argentina se vendió un KIT para transformar cualquier Dauphine, gordini u 850 en «1093».
(Fuente: AutoCosmos)

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